Fachada de las viviendas proyectadas por Cierto Estudio en la plaza de Les Glories de Barcelona.JOSE HEVIA BLACHLos grandes cambios que proponen estas 51 viviendas de protección oficial levantadas por las arquitectas de Cierto Estudio se intuyen por fuera, pero se disfrutan dentro. Lejos de deslumbrar, los cambios ofrecen opciones de convivencia: de conexión y desconexión vecinal. De multiplicación del espacio doméstico en el comunitario y de relación con la ciudad. Veamos cómo lo hacen.Más informaciónLas proyectistas describen su inmueble, que forma parte del conjunto Illa Glòries, como una comunidad habitacional. Ellas —Clara Vidal Riera, Lucía Millet de Ferrater, Anna Llonch Sentís, Ivet Gasol Escuer, Carlota de Gispert Sampera, Marta Benedicto Izquierdo y Franc Llonch Vilalta, todas en la mitad de la treintena— ganaron el primer premio de un concurso, promovido por la Empresa Municipal del Hábitat de Barcelona (IMHAB) para redactar un plan de mejora urbana de ese conjunto-manzana.Consiguieron, además, desarrollar uno de los cuatro volúmenes que componen ese urbanismo. Y lo hicieron defendiendo lo colectivo para ayudar a lo doméstico. Eso es lo que las fachadas de este, su primer edificio de viviendas, cuentan.Las carpinterías confieren identidad, proporcionan seguridad e intimidad e insonorizan la vida en el interior.MARTA VIDALVerde con carpinterías dobles de aluminio granate en la fachada y madera blanca en el interior. Por fuera, todo en estas viviendas tiene un aire de familia. Evoca, tal vez con cierta nostalgia, a una Barcelona cercana, periférica y conocida. Por dentro, en cambio, de la vegetación a las terrazas corridas, a modo de corrala, para acceder a las viviendas, a la cubierta sembrada y compartida o el hueco para tender ropa oculto, todo habla de otro mundo. Un mundo de cuidados, de flexibilidad y reinvención que para nada remite a la escasez y estrechez de tantas viviendas sociales.Más allá de la fachada retranqueada para apurar vistas y sol, un pasaje amplio, monumental y público, con bancos, plantas y una altura de más de quince metros, atraviesa esta manzana. Multiplica el barrio, hace los bloques de vivienda permeables. Confía en la ciudad. Ese pasaje crea, a la vez, un hueco entre dos edificios separados pero unidos. Esa sensación, la individualidad conviviendo con el colectivo, está presente en todos los edificios conectados por medio de patios y a través de terrazas-pasarelas que recorren todo el perímetro. A todos estos espacios de convivencia con la naturaleza, el sol y la sombra, las arquitectas les llaman refugios climáticos. Y no les falta razón. Las viviendas, en cambio, además de refugiar, potencian. Ese es su valor.La azotea es ajardinada y comunitaria.MARTA VIDALLas pasarelas exteriores de acceso borran la barrera entre la comunidad y el hogar e, importante, están orientadas a sur, es decir: ofrecen disfrutar del sol muchas horas. Así, esas terrazas de acceso suponen un espacio intermedio entre interior y exterior, entre domesticidad y comunidad. Pueden acoger comedores o bancos. Y lo logran gracias a los giros, las esquinas y a la posibilidad de acceso a ellas a través de ventanas y puertas.Si el exterior difumina límites, el interior es una vivienda des-jerarquizada. ¿Qué significa esto? Que cada usuario puede decidir si los espacios son habitaciones, estudios o zonas comunes con gran facilidad. La versatilidad nace de una rótula central, rotada 45 grados, y de aprovechar los lugares de paso, haciendo casi desaparecer el espacio destinado a pasillos. Gracias a esos recursos, en estos pisos se generan visuales en diagonal que amplían la percepción del espacio.En el interior, las arquitectas han minimizado el espacio dedicado a pasillos.JOSE HEVIA BLACHMás allá de repensar la vida doméstica y la comunitaria, el edificio cuenta con una estrategia energética y medioambiental. Todas las viviendas tienen soleamiento en verano y ventilación cruzada. Deshacen así la idea de apilar viviendas de los antiguos bloques de vivienda. Cuidan a las personas, contribuyen a la ciudad y generan un marco de cercanía y confianza en la convivencia vecinal. Y ciudadana.

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