A las 6:30 de la mañana del miércoles 4 de junio, un helicóptero sobrevoló el sur de Bogotá y aterrizó en la cárcel La Picota para recoger a Andrés Felipe Marín Silva, alias Pipe, cabecilla de la organización criminal ‘La Inmaculada’, responsable de decenas de asesinatos, extorsiones y amenazas en el Valle del Cauca.Alias Pipe, quien cumple una condena de 30 años por crímenes cometidos en Tuluá, ha logrado mantenerse al frente de su estructura delincuencial moviendo los hilos de la red desde distintas cárceles del país.A primera hora de este miércoles, el hombre volvió a ser noticia, luego de que fue trasladado por la Fuerza Pública a la estación de Policía de Los Mártires en Bogotá. Aunque se rumora que el movimiento se dio para su extradición a Estados Unidos, este proceso no ha sido confirmado por las autoridades. Alias Pipe estuvo detenido en la cárcel La Picota. Foto:CortesíaEl prontuario de alias PipeEste diario tuvo acceso al expediente en su contra y señala que “donde llega logra corromper el sistema y mantenerse en comunicación con sus lugartenientes”.De ahí el constante movimiento entre penales, que no ha evitado que conserve el control de una red que opera principalmente en Tuluá, pero que tiene tentáculos en varios municipios del Valle del Cauca.La Fiscalía documenta que entre 2011 y 2017, alias Pipe ordenó 46 homicidios, de los cuales sus sicarios ejecutaron 39. Los crímenes incluyen asesinatos de comerciantes, miembros de su misma organización –calificados como “soplones”–, un guardia del Inpec, y hasta un cerrajero que fue desmembrado y arrojado al río Tuluá. En uno de los lugares donde se halló un cuerpo, se identificaron perfiles genéticos de al menos seis víctimas más, aún no reconocidas.Andrés Felipe Marín Silva, alias Pipe Tuluá, máximo cabecilla de La Inmaculada. Foto:Archivo particularUno de los hechos más violentos atribuidos a su mando ocurrió en una cancha de fútbol en marzo de 2014, cuando fue asesinado Urcelay Corrales. En otro caso, dos sicarios en moto dispararon indiscriminadamente con un fusil soviético AKM en una esquina de Tuluá, dejando seis heridos.Desde las cárceles, Pipe no solo mantenía el control del crimen, sino que logró instalar redes de wifi clandestinas, acceder a celulares y gozar de privilegios gracias a la corrupción.En 2022, fue condenado por homicidio, secuestro extorsivo agravado, tentativa de extorsión y concierto para delinquir agravado.Foto de archivo de alias Pipe Foto:Archivo particularAlias Pipe fue capturado por primera vez en 2010 en Armenia (Quindío), y desde entonces no ha dejado de operar. Tras su traslado a Tuluá, se vinculó inicialmente a la estructura de Jhon Stevenz Idrobo, alias Jerry, y luego se convirtió en jefe del componente criminal bajo las órdenes de Óscar Darío Restrepo, alias Porrón. Cuando la Policía cercó a ‘Porrón’, Pipe asumió el mando total de ‘La Inmaculada’.Incluso estando tras las rejas, su poder se ha consolidado. Nombró a su hermano ‘Nacho’ como cabecilla en las calles —capturado— y ha tejido alianzas con figuras del narcotráfico como ‘Alacrán’, ‘Martín Bala’, ‘Guacamayo’, ‘Capulina’ y ‘Diego Optra’, con quienes creó la llamada ‘Gran Alianza’.Además, según información en poder de las autoridades, alias Pipe habría tenido vínculos con la administración municipal de Tuluá, obteniendo presuntamente beneficios en contratos de obras civiles y acceso a recursos de secretarías locales como las de Gobierno y Movilidad. Se estima que habría recibido hasta un 10 % del recaudo en licitaciones.Alias Pipe es, hoy por hoy, una “papa caliente” del sistema carcelario colombiano. Lo cierto es que, a pesar de estar tras las rejas desde hace más de una década, Andrés Felipe Marín Silva sigue siendo un actor clave en la violencia que azota a Tuluá y el centro del Valle del Cauca. Juan Diego TorresDielas@eltiempo.comMás noticias:

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