Él, de 22 años, la llamó con la excusa de darle dinero por los desperfectos que había causado tras la última pelea que tuvieron antes de cortar su relación, que se había extendido durante casi dos años. Ella, de 18 años, acudió a la cita para recibir 150 euros. Fue en ese encuentro donde él le asestó 27 puñaladas, además de un puñetazo y varias patadas. Él pensó en entregarse y llegó incluso a llamar al 112, pero no dio información de lo que ocurría y salió huyendo del piso donde había agredido a su expareja, que quedó herida de gravedad en el suelo y salvó la vida gracias a la rápida actuación de la Policía Nacional y los servicios sanitarios. Ahora un tribunal ha condenado al hombre a 24 años de prisión por los delitos de asesinato agravado en grado de tentativa y malos tratos habituales, además de dos delitos de lesiones con reincidencia y otro más de amenazas.Los hechos ocurrieron en mayo de 2021, pero fueron juzgados el pasado mes de febrero. Fue una vista corta, en la que ella contó el calvario que había sufrido durante su relación y él aseguró que había actuado en defensa propia tras una fuerte pelea. “No quise llegar a ese límite. Me arrepentí desde el minuto uno”, aseguró durante el juicio, como recoge Europa Press. Afirmó que había llamado a emergencias para tratar de salvarle la vida. Por su parte, las acusaciones —la particular ejercida por la familia y la pública por la Fiscalía— subrayaron que su interés había sido matarla y recalcaron ante el juez que el hombre —con antecedentes por un delito de lesiones cometido en 2018— ha cambiado varias veces su versión durante la instrucción del caso. También que a uno de los policías que lo custodiaba tras su detención le aseguró: “Mi vida arruinada por una puta”.Tras escuchar a las partes, el tribunal ha dictado una sentencia de 120 folios dedicada, en buena parte, a relatar la violencia continua que vivió la víctima desde que ambos comenzaron la relación sentimental en mayo de 2019. Los hechos probados subrayan que ambos residieron juntos en el domicilio de la madre de ella. El texto indica que apenas tres meses después del inicio de la convivencia la insultaba repetidamente y la amenazaba: “Os mato a tiros”. Se lo decía tanto por redes sociales como en la casa que compartían.La sentencia destaca algunos episodios, como el ocurrido el 10 de noviembre de 2020, cuando él abofeteó a la mujer, le dio golpes en la cara “y la arrastró del pelo por la habitación”. En una conversación posterior por WhatsApp, el condenado aseguró que aquel día ella “había exagerado, que tenía parte de culpa y que le había hecho superar sus límites”.El documento de la Audiencia Provincial de Málaga señala que tiempo después él le dio un golpe en la cara en el portal donde residían tras volver de hacer unas compras. Y que a finales de enero de 2021, le propinó un codazo. Al día siguiente la mujer le pidió que abandonara la vivienda. “Lo que así hizo, no sin antes romper determinados objetos y vestimenta que pertenecían a aquella y que se encontraban en su dormitorio”. El texto indica que tras tantos episodios de “comportamiento de control, dominio y menosprecio” qué el mantenía, además de las “agresiones a las que la sometió”, ella decidió poner punto y final a aquel calvario “al no poder soportarlo más”.“Ahora te vas a enterar”La sentencia subraya que después de que él se fuera del piso, ambos seguían hablando por teléfono, por aplicaciones de mensajería, donde también hubo insultos, y algún encuentro esporádico. Hasta que el 4 de mayo de 2021 la llamó para decirle que fuera a visitarle al domicilio donde él residía junto a un amigo, en Benalmádena, porque quería darle dinero en compensación de lo que había roto al marcharse del piso en el que convivían.Ella fue, el condenado le dio 150 euros y acto seguido le dijo: “Ahora te vas a enterar”. Después, “le propinó un fuerte puñetazo en la cara que le hizo caer al suelo y le pegó varias patadas y golpes en la cabeza y en el cuerpo que la dejaron aturdida y sin capacidad de reaccionar”. Seguidamente, con un cuchillo de una hoja de casi 20 centímetros de longitud que tenía preparado en la cocina, “comenzó a apuñalarla reiteradamente” por todo el cuerpo, en algunas partes vitales como la cabeza, el cuello, el pecho o el costado.Como resultado, la víctima quedó “malherida mortalmente en el suelo” mientras él llamaba al servicio de Emergencias 112 Andalucía para entregarse. Sin embargo, durante el transcurso de la comunicación colgó y abandonó la vivienda “dejando a la víctima en el estado que se encontraba y sin prestarle ningún auxilio”. Una pareja de agentes de la Policía Nacional acudió de inmediato porque, de manera paralela, una vecina había llamado al 091 tras escuchar los gritos.Uno de ellos le taponó la herida que más sangraba y más tarde los efectivos sanitarios la atendieron antes de trasladarla al Hospital Clínico Universitario con numerosas heridas que habrían provocado su muerte si no hubiera recibido la asistencia médica. María estuvo 13 días ingresadas en el hospital y tardó finalmente 275 días en recuperarse completamente. También requirió asistencia psicológica y tratamiento con ansiolíticos. Además, tiene secuelas y numerosas cicatrices.Por todo ello, el tribunal ha condenado al hombre, que ahora tiene 27 años, a un total de 24 años de prisión por los delitos de asesinato en grado de tentativa —con los agravantes de parentesco y género— y malos tratos habituales, además de otros dos delitos de lesiones con reincidencia y otro más de amenazas. Además, tendrá que indemnizar a la expareja con más de 306.000 euros. Y no podrá acercarse a la víctima a menos de 500 metros ni residir o transitar por la localidad donde resida ella durante los próximo cinco años.El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.

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