Las familias gastan un 50% más en sanidad que hace dos décadas | Sociedad

El peso del gasto directo de las familias en la financiación del sistema sanitario español ha crecido de forma sostenida en las últimas dos décadas. El importe que sale directamente del bolsillo de los españoles se ha incrementado un 50% entre 2003 y 2022, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad y del Instituto Nacional de Estadística (INE), recopilados y analizados en un informe de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) publicado este jueves. Las conclusiones apuntan a una creciente desigualdad en el acceso a ciertos servicios sanitarios, cuya cobertura pública es parcial o inexistente. Aunque el sistema español sigue siendo mayoritariamente público y universal, el informe advierte de que “cuando los servicios de salud son costeados directamente por las familias, la igualdad de oportunidades en el acceso a la salud se ve afectada”.El gasto sanitario privado alcanza ya un 26%: un total de 33.606 millones de euros en 2022. El crecimiento ha sido mucho más regular que el del gasto público, afectado por las oscilaciones económicas y las decisiones políticas. La inversión de las familias ha seguido una trayectoria ascendente que solo se vio interrumpida en 2020, durante la pandemia, debido a las restricciones de movilidad que redujeron el uso de servicios sanitarios privados.En 2023, cada español gastó de media 631 euros en salud, un 4,8% del presupuesto total del hogar, según la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE. Esta proporción era del 3,4% en 2006, primer año con datos disponibles. La mayor parte (28,8%) de este gasto se va a aparatos terapéuticos que no suelen estar cubiertos por el sistema público, como son gafas graduadas o audífonos. Es uno de los motivos por los que el Gobierno ha anunciado esta misma semana una ayuda de 100 euros a todos los niños menores de 16 años para comprar gafas, un “primer paso”, según la ministra de Sanidad, Mónica García, que en una entrevista a EL PAÍS publicada el miércoles, aseguró que esta cobertura debería ser universal. Si se desgranan estos 631 euros, 182 se destinan a gafas graduadas, lentes de contacto y otros equipos y aparatos terapéuticos; 131 euros, al pago de seguros privados de salud; 116, a la compra de productos farmacéuticos, principalmente, y de otros productos médicos (116 euros); 88 a servicios dentales; 68 a servicios médicos y hospitalarios. Los 46 restantes se distribuyen entre rehabilitación, psicología o fisioterapia, entre otros.Los seguros privados no paran de crecer: suponen un 20,7% del gasto, cinco puntos más que en 2010. El número de pólizas se ha disparado, especialmente desde la pandemia: uno de cada cuatro españoles (12,6 millones de personas) ya tiene una, según los últimos informes de la fundación IDIS, que defiende los intereses de la sanidad privada. “Las familias optan con frecuencia por financiar ciertos servicios médicos y hospitalarios o servicios auxiliares en centros privados, lo que puede ser un reflejo de las mayores exigencias de los hogares en la calidad de los servicios sanitarios, por ejemplo, en tiempos de espera”, recoge el análisis de la Fundación BBVA y el IVIE.Este cambio en el patrón de gasto también se manifiesta en el uso de los centros privados. La actividad asistencial en hospitales fuera del Servicio Nacional de Salud ha crecido de forma mucho más acusada que en los públicos. Desde 2010, las consultas externas en hospitales privados han aumentado un 133%, frente al 20% en los públicos. La actividad diagnóstica (resonancias, TAC, biopsias) también ha crecido más en los primeros.Además de la evolución general, el informe detalla profundas desigualdades en el acceso privado a la salud en función de la renta. Las personas que viven en hogares con mayores ingresos —tercer tercil— gastaron de media 938 euros en salud en 2023, frente a los 265 euros de los hogares más pobres. Las diferencias son especialmente acusadas en servicios que dependen casi exclusivamente del bolsillo del paciente: los hogares con más recursos gastaron ocho veces más en atención médica y hospitalaria privada, y cinco veces más en seguros.