Mariska Hargitay tenía tres años cuando su madre, Jayne Mansfield, murió en un accidente de tráfico. Era el año 1967 y Mansfield, estrella erótica del Hollywood de los cincuenta y sesenta, viajaba en el asiento delantero mientras Mariska y dos de sus hermanos dormían atrás. La actriz tenía 34 años y una carrera sepultada por su exuberancia: con aquellas curvas, nadie la tomó nunca muy en serio. El conflicto de Mariska con su madre viene de su (inevitable) ausencia y también de esa presencia de bomba sexual que la incomodó durante años y de la que renegó hasta que con el tiempo supo por fin reconciliarse con ella. Más informaciónLa hija de Mansfield, conocida por su trabajo en la serie Ley y orden, repite parte de un patrón común en Hollywood: la traumática convivencia con el personaje público y con la voracidad de una profesión que afecta extraordinariamente a la autoestima. En el caso de Mansfield, su mala fortuna como actriz y su encasillamiento en el estereotipo de la rubia tonta la llevaron a una decadencia temprana. Antes de su muerte, trabajaba en clubes nocturnos de segunda y tenía problemas de alcoholismo y de adicción a los antidepresivos. En los años cincuenta y sesenta, las divas de Hollywood convirtieron su foto familiar en una expresión más de la creciente sociedad de consumo. Mansfield, como de forma más dramática hicieron Lana Turner, Marlene Dietrich, Joan Crawford o Bette Davis interpretaron el papel de madres perfectas en revistas y anuncios, cuando su realidad doméstica era muy distinta.La actriz Bette Davis fotografiada con su esposo Gary Merrill, con quien apareció en ‘Eva al desnudo’, y su hija de tres años, Barbara, a su llegada a Southampton en el transatlántico Queen Elizabeth de Cunard. PA Images (PA Images via Getty Images)Con un sentimentalismo de brocha gorda, My Mom Jayne: A Film by Mariska Hargitay reconstruye la peripecia en Hollywood de su madre y cómo las derivas de su carrera afectaron a sus hijos. Curiosamente, Mansfield siempre se miró en el espejo de Lana Turner. En su autobiografía Una historia trágica de Hollywood, Cheryl Crane, hija de Turner, narra su relación de amor-odio con su madre y repasa todos los reformatorios por los que pasó antes del suceso que marcó la vida de ambas. En abril de 1958, Cheryl mató de una puñalada al amante de su madre, John Stompanato, cuando Crane, que tenía 14 años, se interpuso en una violenta pelea entre la pareja. Madre e hija quedaron de por vida señaladas por un suceso que pasó a formar parte de la leyenda negra de Hollywood.El caso de Turner es extremo, pero la vida familiar de Hollywood suele ser pasto de melodrama. En Imitación a la vida, clásico de Douglas Sirk estrenada un año después de la muerte de Stompanato, la propia Turner era el centro de un desatado melodrama en el que ella da vida a una actriz en conflicto con su hija. En su libro de finales de los ochenta Postales desde el filo —adaptado a la pantalla por Mike Nichols con Shirley MacLaine y Meryl Streep en el papel de madre e hija—, Carrie Fisher (la princesa Leia) evoca con mucho humor su adicción a las drogas como evasión a la enorme presión que le suponía ser la hija de Debbie Reynolds, la estrella de Cantando bajo la lluvia. Como tantas actrices de entonces, Reynolds vivió un ocaso en la pantalla que también afectó a su familia. Marlene Dietrich debutó en Hollywood como Amy Jolly, vestida de esmoquin, en la película ‘Marruecos’ (1930), dirigida por Josef von Sternberg. Eugene Robert Richee (Getty Images)Pero si existe un libro imprescindible sobre la mirada a una diva de la pantalla de su hija ese es el que Maria Riva escribió sobre su madre, Marlene Dietrich. Publicado en 1993, un año después de la muerte de la actriz de El ángel azul, se trata de una biografía de casi 800 páginas que describe la fascinante relación entre una mujer perfeccionista hasta el delirio con su única hija, que creció admirando en soledad a una madre todopoderosa. Dietrich dijo que solo Maria Riva —“el único amor de mi vida”- podía escribir ese libro. Seguramente, no pudo imaginar el inevitable ajuste de cuentas de su hija. Riva, actriz sin éxito, demostró tener en la escritura esa exigencia que tanto le pedía su madre. El retrato es riguroso y meditado, tan tierno como feroz. Dietrich resulta fascinante como actriz y mujer, pero no tanto como madre: su hija acabó siendo su asistente. Riva convivió con la larga lista de amantes de la madre y, sobre todo, con el más importante: la cámara de cine. Con todo, prevalece el amor que sentía por ella. Dietrich tenía también un lado muy doméstico, pero el látigo que se aplicaba a sí misma —”la hija de un soldado jamás llora”- azotó también a su única hija. La actriz Joan Crawford con su hija Christina (izquierda), su hijo Christopher (izquierda) y sus hijas gemelas adoptivas, Cindy y Cathy, alrededor de 1949.Silver Screen Collection (Getty Images)La famosa rivalidad entre Joan Crawford y Bette Davis se podría explicar a través de todo lo que ambas actrices tenían en común. Las dos fueron madres detestadas por sus hijas. Mommy Dearest (Queridísima, mamá, 1978) es el aterrador recuento de Christina Crawford sobre la turbulenta relación que tuvo con su madre, cuya involución en su madurez hacia una vida ultraconservadora se cebó con la educación de su hija adoptiva. Crawford se empeñó en crear una imagen pública familiar perfecta mientras maltrataba a su hija física y psicológicamente. La niña creció aterrada ante los violentos cambios de humor de su madre. Sus memorias fueron todo un éxito editorial que, años después, se tradujeron a la pantalla sin demasiada fortuna, con Faye Dunaway de protagonista. B.D. Hyman, hija de Bette Davis, publicó, por su parte, en 1985, con su madre aún viva, My Mother’s Keeper (La guardiana de mi madre); el escándalo fue mayúsculo. La hija de Davis la presentaba como una mujer (otra vez) muy manipuladora y posesiva y con serios problemas de alcoholismo. Los devastadores retratos de las madres-monstruo que fueron Crawford y Davis quizá se pueden resumir con la terrible frase que Maria Riva le dedicó a la suya: “Mi madre siempre estaba actuando, en casa también”.

Las hijas de Hollywood ajustan cuentas con sus madres | Cine: estrenos y críticas
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