El 23 de abril pasó hace días, pero en la Gran Vía hay una gran lona que anuncia Sant Jordi, la fiesta popular y cultural que el miércoles llenó las calles de Cataluña y, durante cuatro días, también una esquina de Madrid. “Es imposible exportar Sant Jordi y todo lo que implica”, reconocía la escritora Llucia Ramis, “pero hemos querido homenajear la fiesta, traer un poco de la cultura catalana aquí y buscar sinergias y confluencias con la española”. Ramis ha sido la comisaria del ciclo de conversaciones, espectáculos, conciertos y lecturas con que la Delegación del Gobierno de Cataluña en Madrid y la Secretaria de Presidencia han querido alargar la fiesta durante cuatro días. Según las conversaciones dedicadas a interpretar sus relaciones literarias, las confluencias entre Barcelona y Madrid son sobre todo hedonistas. Siguiendo el programa, en la primera de ellas se debía tratar la distancia (geográfica y cultural) entre las dos ciudades, y en la segunda su cara nocturna, pero en las dos se acabó hablando de borracheras en Il Giardinetto. Los invitados: Carme Riera (escritora), Ignacio Martínez de Pisón, Laura Ferrero, David Trueba, Álvaro Colomer y Elena Martínez Bavière en la primera; Gabriela Wiener, Jacobo Bergareche, Luna Miguel, Fernando Navarro y Carme Riera (editora) en la segunda. “El espíritu de la programación es sobre todo festivo, mantener la parte lúdica de la fiesta del libro”, afirma Ramis. Nadie se atrevió a decantarse por una de las dos ciudades, pero algunos hablaban con cierta nostalgia sobre una Barcelona desaparecida, cuando, según Martínez de Pisón, “nos creíamos que éramos los protagonistas de algo”. Para rematar: maridaje vino y la literatura desde Epicuro hasta Joan M. Minguet con la editora de Vibop y la colección Envinats Montse Serra y la sumiller Ruth Troyano.Los actos se celebraron entre el Círculo de Bellas Artes y la librería y centro cultural Blanquerna, pendiente del cambio de sede, que la Delegación pretende revitalizar. Según la Delegada Núria Marín, la celebración del Sant Jordi en Madrid forma parte de un plan en cuatro fases cuyo objetivo es que “Cataluña esté presente en Madrid de una forma más intensiva que hasta ahora”. Los cuatro eventos clave para conseguirlo este año son la Feria Internacional del Turismo, este Sant Jordi, la recuperación del premio Blanquerna (que reconoce contribuciones al conocimiento de Cataluña) y la Diada (que se celebrará la semana después del 11 de septiembre), donde hasta ahora el papel catalán era “modesto”. A partir del recuerdo de un pasado glorioso de la cultura catalana en Madrid, en los actos se pretendía dibujar un futuro, aún inconcreto. David Trueba recordó la expectación que solían generar en la capital compañías como Els Joglars o Els comediants: “aquí aún teníamos políticos caciquiles y allá eran intelectuales, ahora se ha ido igualando”. Martínez de Pisón señaló el camino inverso de la industria cinematográfica: “antes el centro de producción era Madrid, pero el ESCAC, el apoyo del gobierno a la industria y una televisión pública han conseguido que muchas películas exitosas vengan de Cataluña”.Una cuestión que cada año resurge alrededor de Sant Jordi y preocupa al sector editorial catalán es la lengua en que se leen los libros durante todo el año (un 30% en catalán frente a un 70% en castellano). También el tema de la lengua estuvo presente en Madrid: “La idea de estas actividades no es sólo que se sientan atraídos los catalanes que viven en Madrid, sino dar a conocer la lengua y cultura catalanas a los madrileños a través de sus autores”, afirma Ramis. Además del despliegue de venta de libros y rosas del día 23, la programación empezaba con una clase cero de catalán e incluyó conciertos de músicos como L’Arannà, que se inspiran en la literatura de Mercè Rodoreda o una obra de teatro subtitulada que recupera la entrevista de Montserrat Roig a Josep Pla en 1972 para la revista Destino. Interpretados por Jordi Coromina y Laura Roig, una versión de Pla y Roig en zapatillas y tote bag conversaban sobre el intercambio generacional castrado durante la guerra, la payesía, el feminismo, los errores de la República o sobre escribir en catalán (“una afirmación de supervivencia que expresa las ganas de existir privadamente y colectivamente”).Algunos de los escritores invitados también hablaron sobre vivir en dos idiomas. Carme Riera, la única con obra publicada en catalán, confesaba tener un ordenador para cada idioma y así alternar “el cristal por el que ves el mundo” y Trueba explicó el estudio dialectal que tuvo lugar en el rodaje de Saben aquell para replicar el aprendizaje de catalán de Conchita, la pareja de Eugenio.La fiesta finaliza hoy con actos continuados en los jardines de la Delegación. Entre conciertos de Luki Valverde y La Sentina y actividades familiares, la presentación de Un cor furtiu, la colosal biografía de Josep Pla que publicó Xavier Pla (el libro del año de QUADERN) y una conversación entre las escritoras Maria Sánchez, Andrea Genovart, Marta Jiménez Serrano, Núria Bendicho y Marta Carnicero sobre la habitación propia moderna. El cierre institucional, que en un inicio debía contar con la presencia de Salvador Illa y finalmente recibirá a la consellera de Cultura, Sònia Hernández, será la presentación en Madrid de Una història optimista, las memorias ampliadas de Jordi Solé Tura con su hijo Albert Solé y la abogada Cristina Almeida. Máriam Martínez-Bascuñán, que moderará la conversación, afirma que “en un clima de resentimiento e insatisfacción como el actual, es sorprendente leer algo tan expansivo y optimista (como dice el título); a través de su vida se entiende cómo se vincula la lucha antifranquista con la autonomía territorial”.

Sant Jordi sale de fiesta en Madrid | Cultura
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