La revista Nature publicó hace un par de meses un estudio liderado por el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en el que se describía cómo, a pesar del calentamiento global en el que está inmerso el planeta debido al ser humano, las precipitaciones en la región mediterránea se han mantenido estables los últimos 150 años. Esta investigación, en la que participaron 57 instituciones, reforzaba lo que habían señalado ya infinidad de grupos científicos, entre ellos el IPCC de la ONU: que no hay evidencia de que la cantidad de lluvia caída se haya visto modificada por el cambio climático, lo que no quita para que las sequías sí sean ya más severas debido al calentamiento global. “Pero hubo alguna prensa —prensa entre comillas—, y algunos grupúsculos negacionistas que usaron el artículo para hablar de la falacia del endurecimiento de las sequías y cosas por el estilo“, recuerda Sergio Vicente-Serrano, uno de los autores que firmaban aquel estudio y miembro del CSIC y del IPCC. ”Tuvimos que mandar un comunicado indicando que se estaba malinterpretando“. Vicente-Serrano, uno de los referentes en la investigación sobre la sequía y el calentamiento global, no puede evitar acordarse de aquel estudio y la tergiversación interesada que se hizo ahora que firma otro paper en la misma revista. Porque la conclusión de este último artículo, que se publica este miércoles, es que hay una “tendencia creciente en la gravedad de la sequía en todo el mundo”, algo que está vinculado al cambio climático. “No solo las regiones típicamente secas se están volviendo más secas, sino que también las áreas húmedas están experimentando tendencias de desecación”, se apunta en el texto de esta prestigiosa publicación. A lo que apuntan los autores como causa es al aumento de la denominada “demanda de evaporación atmosférica” que en condiciones de baja humedad del suelo intensifica los déficits de agua y que está relacionada directamente con el calentamiento global. Porque, cuando más caliente está la atmósfera —algo que ocurre debido a los gases de efecto invernadero que expulsa el ser humano, principalmente, con la quema de combustibles fósiles—, más demanda de evaporación existe y más se agravan las sequías cuando se inician. Para su investigación, los autores han analizado los datos globales de sequía del periodo 1901-2022. Y lo que observan es que las tendencias de sequía se habían mantenido prácticamente estables hasta 1981. Pero, “desde entonces, la demanda de evaporación atmosférica ha ayudado a aumentar la gravedad de la sequía en un promedio del 40% a nivel mundial” en los últimos 42 años, apunta el estudio. Además, “durante los últimos cinco años (2018-2022), las áreas en sequía se han expandido en un 74% en promedio en comparación con el periodo 1981-2017, y la demanda de evaporación atmosférica contribuyó al 58% de este aumento”. En resumen, el agravamiento de la sequía se está acelerando. “A mayor calentamiento, mayor demanda de evaporación”, apostilla el investigador del CSIC.Prueba de ello es que el último año de la serie analizada, el 2022, fue de récord, “con un 30% de la superficie terrestre mundial afectada por sequías moderadas y extremas, el 42% de las cuales se atribuyó al aumento de la demanda de evaporación atmosférica”. “Nuestros hallazgos indican que la demanda de evaporación atmosférica tiene un papel cada vez más importante en la conducción de sequías severas y que esta tendencia probablemente continuará en futuros escenarios de calentamiento”, concluyen los autores.Vicente-Serrano explica que ya existían investigaciones en las que se relacionaba el agravamiento de las sequías y la demanda de evaporación de la atmósfera, pero regionales. “Nuestro grupo los tiene a escala del Mediterráneo y sobre la península Ibérica”, apunta. Pero el que se publica este miércoles es “el primero a escala global que analiza y aísla el papel de la demanda atmosférica en la severidad de la sequía”, añade. Afección en las lluviasRespecto a las precipitaciones, Vicente-Serrano recuerda que “de momento, no se observan cambios notables asociados a la influencia de la radiación vinculada a los gases de efecto invernadero”. Es decir, no se ha apreciado un impacto claro del cambio climático causado por el ser humano en las precipitaciones medias. Aunque sí, aclara este investigador, en la ocurrencia de eventos extremos como el incremento en la frecuencia y dureza de las lluvias torrenciales e inundaciones. Que todavía no se haya registrado una tendencia clara en la reducción de la cantidad de lluvia que cae “no implica que para niveles mayores de calentamiento, no se pueda reducir”, explica Vicente-Serrano. “Pero los modelos dan estos cambios para finales del siglo XXI”.Esos “grupúsculos negacionistas”, como los denomina este investigador, que tergiversaron la investigación del equipo de Vicente-Serrano hace unos meses, también emplearon el Informe Clivar-Spain, apadrinado por la Oficina Española de Cambio Climático y el Ministerio para la Transición Ecológica, para cargar contra la ciencia climática. En ese otro estudio se repasan los impactos presentes y futuros del cambio climático en España. Y en el apartado referido a las sequías las conclusiones son coincidentes con las del equipo de Vicente-Serrano. “En conjunto, el siglo XXI ha experimentado la mayor frecuencia de sequías graves de los últimos 150 años” en España, apunta el informe Informe Clivar-Spain, algo que los autores relacionan con “una mayor demanda evaporativa atmosférica”. “Si bien las cantidades de precipitación han estado en torno a los valores promedio, las temperaturas más altas provocaron una mayor demanda de evaporación atmosférica, lo que provocó sequías más largas e intensas”, resumía aquel texto en línea con lo publicado este miércoles por la revista Nature.

Un estudio certifica que las sequías son cada vez más severas debido al cambio climático causado por el ser humano | Clima y Medio Ambiente
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