Francisco demostró que conviene no dejarse engañar por las formas confundiendo la sencillez o la amabilidad con debilidad. En sus 12 años de pontificado, el Papa fallecido ha sacudido los cimientos de la Iglesia en un sentido práctico que va mucho más allá de las declaraciones que han centrado la atención mediática. En estos poco más de dos lustros Francisco ha tratado de reformar estructuras muy complicadas de cambiar utilizando todos los mecanismos legales disponibles que le otorgaba la cátedra de Pedro.Las formas que Francisco eligió ya desde su etapa de arzobispo de Buenos Aires fueron de una sencillez que podía llegar a incomodar a algunos observadores y a llevar al razonamiento erróneo de que no daba la importancia debida a su cargo. Por ejemplo, una vez elegido Papa optó por vivir en la residencia de Santa Marta en vez de en el Palacio Apostólico que se asoma a San Pedro, por viajar en un utilitario en vez de un vehículo de gama alta y por mostrar una cercanía insólita hacia las personas de servicio en el Vaticano, como aquel guardia suizo al que sorprendió al principio de su pontificado llevándole un bocadillo hasta su garita.Pero Francisco fue siempre consciente del poder que ejercía y no dudó en demostrarlo cuando lo estimó necesario. De hecho, en sus 12 años firmó 47 motu proprio, una especie de decreto-ley que, aunque no tenga la importancia doctrinal de una encíclica, lleva la impronta de la autoridad papal e influye en la interpretación del código de derecho canónico o en el gobierno de la misma Iglesia. Los papas suelen ser cautos para recurrir a este mecanismo. Así, Juan Pablo II firmó apenas 30 en 27 años y Benedicto XVI 13 en 8 años.FotogaleríaEn la práctica y con autoridad demostró hasta casi el último día la importancia que le daba a la lucha contra el escándalo de la pederastia y la obligación de reconocer la dignidad personal de los emigrantes. En uno de sus últimos decretos disolvió el Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), una poderosa organización peruana fundada en 1971 objeto de investigación por abusos sexuales y que incluso se resistió durante una semana a firmar el decreto de supresión. No sirvió de nada. Francisco lo disolvió y ordenó al interventor que había enviado desde Roma que vendiera todas las propiedades de la institución para reunir la mayor suma de dinero posible para indemnizar a las víctimas.En paralelo, envió instrucciones precisas a los obispos de Estados Unidos para que no apoyaran la política contra los inmigrantes de la Administración de Donald Trump. Y estos, desde los considerados más progresistas a los tenidos por más conservadores, acataron sin fisuras la orden papal para sorpresa del presidente y de los sectores políticos más conservadores. Siguiendo esta línea de magisterio puede interpretarse el cerrado apoyo de los obispos españoles a la regularización mediante una iniciativa legislativa popular de medio millón de inmigrantes en situación irregular.Bajo el pontificado de Francisco, diversos sacerdotes han sido excomulgados por negar la autoridad papal o la legitimidad de su elección. Numerosas órdenes e instituciones religiosas han sido inspeccionadas, intervenidas o, como en el caso del Opus Dei, han sido obligadas a cambiar sus estatutos. La curia romana ha sufrido su mayor transformación en años, reordenando la jerarquía de los dicasterios (los ministerios con los que se gobiernan el Vaticano como institución secular y la Iglesia) añadiendo o quitando competencias, según los casos.La banca vaticana ha iniciado un proceso de transparencia y lucha contra el fraude que ha llevado incluso al procesamiento de un cardenal, laicos y mujeres por primera vez en la historia han pasado a presidir organismos (como la gobernación del Vaticano o el dicasterio para las comunicaciones) para los que no es imprescindible haber recibido el orden sacerdotal. Y, tal vez, el cambio más importante, ha puesto en marcha una reforma en la misma manera de gobernar la Iglesia a través del concepto de “sinodalidad”, que ha comenzado a ser discutido en toda la institución y cuya plasmación concreta todavía está por ver.Más que un pontificado mediático, probablemente, Francisco ha protagonizado, independientemente del éxito que haya tenido o tenga en el futuro, un papado reformador.El papa Francisco, junto a cardenales el Domingo de Ramos, el 24 de marzo de 2024.Anadolu (Anadolu via Getty Images)

Un papado que ha demostrado su poder | Opinión
Shares: